El intento de asesinato de Vicente Baset (parte I)
Hemos localizado en el Archivo del Reino de Valencia un documento de 1745 que contiene un proceso criminal en el que se vio involucrado el compositor y violinista valenciano Vicente Baset (1719-1764), del que ya aportamos nuevos datos biográficos en el post anterior. El documento empieza de la siguiente manera:
[Fol. 1]
Auto: En la ciudad de Valencia, a primero día del mes de febrero de mil setecientos cuarenta y cinco años, el señor licenciado D. Baltasar Lucero y Espinosa, abogado de los Reales Consejos, primer Teniente de Corregidor y Alcalde Mayor por su Majestad en ella, por antemi el escribano infrascrito, dijo que en esta hora, que serán las once de la noche, después de haber rondado su merced con sus alguaciles y presente escribano por varias plazas y calles de esta ciudad, se le ha dado por noticia que en la calle del Mar de ella hubo cierta quimera y pendencia de que [fol. 1v] resultó herido Vicente Baset, violinista, vecino de esta ciudad; y para averiguar la verdad de lo succedido y proceder al condigno castigo de que resultaren culpados y cómplices, mandó hacer e hizo este auto de oficio cabeza de proceso, y que a su tenor por el presente escribano, a quien dio comisión en forma por hallarse su merced indispuesto, se examinen los testigos que se hallaren noticiosos del hecho referido, tomen las declaraciones convenientes y practiquen las demás diligencias conducentes al espresado fin, para lo cual le asistan los alguaciles que necesitare. Y fecho se traigan los autos para la correspondiente providencia. Y lo firmo, de que doy fe.
Ldo. Luzero [rúbrica]
Antemi
Pedro Ygnacio de Velasco [rúbrica]
[fol. 2]
Notificación: Y en continenti, yo dicho escribano notifiqué el Auto que antecede y todo su contenido a Marcos Morera, Isidoro Ferrer, Joseph Ibáñez, Asensio Vila y Pedro Martínez, alguaciles en sus personas. Doy fe.
Pedro Ygn[aci]o de Velasco [rúbrica]
Declaración de Vicente Baset, herido.
En la ciudad de Valencia dichos día, mes y año, Marcos Morera, alguacil, hizo comparecer antemi a Vicente Baset, violinista, vecino de esta ciudad, de quien en virtud de la comisión a mí dada en el auto, que antecede, recibí juramento por Dios Nuestro Señor y a una señal de Cruz en forma de Derecho, y habiéndolo hecho y prometido decir verdad, preguntado al tenor del auto de oficio cabeza de proceso [fol. 2v] dijo: Que en el día de hoy, siendo las diez horas de la noche, salió solo de casa del canónigo D. Gaspar Ferrer, en la que el declarante tiene su cuarto para dormir, para la de su padre, que la tiene en la Plaza de la Olivera, nombrada de las Comedias, donde come a cenar, como lo acostumbra todas las noches a dicha hora con poca diferencia, y llegando a la calle del Mar, frente del callizo de la Iglesia de San Juan del Hospital, se le acecharon sobre el declarante de improviso dos hombres, a quienes no conoció por la mucha obscuridad de la noche, y le dieron un golpe en la cabeza, procurando a arrempujones entrarle, al parecer del declarante, en algún [fol. 3] zaguán o callizo. Se asió el declarante arrojándose a uno de ellos y estando agarrados dieron ambos en el suelo y lucharon algún rato de tiempo tendidos en el suelo y por el lodo, y el declarante pudo quitarle como le quitó una espada a su competidor y dio voces diciendo: «a los ladrones», lo que repitió algunas veces, oído lo cual, huyeron dicho competidor y su compañero, el uno después del otro, acudiendo a las voces algunas y diferentes personas, a quienes no conoció el declarante, aunque uno, que dijo sea lacayo del Excelentísimo Señor Conde de Orgaz y Sumacarcel (sic. por Sumacárcer), viéndolo herido, le acompañó a casa de Manuel [fol. 3v] Orberá, maestro cirujano, a curarse de una herida que tiene en la cabeza el declarante.= Y preguntado si tuvo en ese día u otro precedente alguna quimera o desazón con alguna o algunas personas, expresando sus nombres, apellidos y circunstancias, dijo: que en el día treinta y uno de enero próximo, por la tarde, tuvo ciertas palabras con Luis Salazar, legista, porque esto dijo en casa de Joseph Crespín, escribano: que si el declarante entraba en una casa decente de esta ciudad era porque dicho Salazar quería, pues estaba en su arbitrio que el declarante entrase en ella o no, lo que llegó a noticia del declarante, y por este motivo, encontrándole en el callizo de la Pescadería, le dijo la poca razón [fol. 4] que tenía, y dicho Salazar se desdijo, y el declarante le increpó [que] se desdijera y que hacía de la boca culo; se fue dicho Salazar, y al partirse le dijo que ya le buscaría, y el declarante le expresó que para qué quería buscarle si ya le tenía allí. Por cuyo motivo, y no haber tenido el declarante otra diferencia con persona alguna, se recela del dicho Luis Salazar, aunque no puede afirmar, como lleva dicho, sea este uno de los que se le acecharon en dicha calle del Mar en esta noche y hora referida, porque no les conoció a causa de su obscuridad. Y que lo que ha declarado es la verdad, so cargo del juramento que tiene prestado, en que se afirmó y ratificó: que es de edad de veinte y cinco años. Y lo firmó. De todo lo cual doy fe
Vicente Baset [rúbrica]
Por mí y antemi,
Pedro Ygnacio de Velasco [rúbrica]
Testimonio: El escribano infrascrito doy fe que Vicente Baset, contenido en la declaración precedente, se halla con la cabeza envendada, y al parecer herido en la parte izquierda de ella, según por sobre la venda se descubre un pedazo de lienzo como almohadilla, cuya herida no vi por decir dicho Baset estar curada de reciente por Manuel Orberá, maestro [fol. 5] cirujano, y mirando la montera que trae dicho Baset, para ver si en ella se halla algún corte del golpe de que expresa en su declaración quedó herido, expresó este que la dicha montera no es la suya, porque esta y la red que tenía puestas cuando le invistieron (=embistieron) los dos hombres contenidos en dicha su declaración, las perdió en la lucha que tuvieron; e yo, dicho escribano doy fe que el cuello de la camisa que trae puesta el mismo Baset se halla todo ensangrentado, la chupa y restante del pecho, mangas y puños de dicha camisa, salpicadas de sangre, y toda la capa [fol. 5v] de paño, llena de lodo, por manera que se descubre muy poco de dicha capa que no esté enlodado, y la restante ropa de su vestir está también algo enlodada. Y para que conste, lo firmo en Valencia dichos día, mes y año=
Pedro Ygnacio de Velasco [rúbrica]
[…]
[fol. 6]
Testigo: Ignacio García.
En la ciudad de Valencia, dichos día, mes y año, Marcos Morera, alguacil, hizo comparecer antemi a Ignacio García, lacayo, vecino de esta ciudad, de quien el escribano infrascrito, en virtud de mi citada comisión, recibí juramento por Dios Nuestro Señor, y a una señal de la Cruz en forma de Derecho, y habiéndolo hecho y prometido decir verdad, preguntado al tenor del auto de oficio cabeza de proceso. Dijo: Que lo que el testigo sabe en razón de su contenido es que a las diez horas de esta [fol. 6v] noche, encaminándose el testigo hacia la casa del Excelentísimo Señor Conde de Orgaz y Sumacarcel (sic. por Sumacárcer), a quien sirve de lacayo, por la calle del Mar, tocando un tiple o guitarrón, y llevándole su sable Cristóbal Vidal, mozo de mulas de casa de dicho su amo, vio dos hombres que andaban a revolcones por el suelo y lodo, y oyó que uno de ellos daba voces: «a los ladrones». Dejó el tiple y tomó el sable a su compañero, y luego corrió a socorrer al que daba voces, en vista de lo cual uno de los dos huyó, y el testigo encontró al otro lleno de lodo y herido en la cabeza. Se fue en compañía de este a casa de [fol. 7] Manuel Orberá, maestro cirujano, quien en presencia del testigo le curó una herida en la parte izquierda de la cabeza, de que efundió bastante sangre, aunque al parecer del testigo no es de mucha consecuencia, por no ser grande ni profunda, y aunque el testigo no conoció a ninguno de dichos dos hombres, oyó que el herido se llama Vicente Baset, violinista. Y que lo que ha dicho es la verdad de lo que sabe y puede decir, so cargo del juramento que tiene prestado, en que se afirmó y [fol. 7v] ratificó. Que es de edad de veinte años. Y no firmó porque dijo no saber. De todo lo cual doy fe.
[…]
Pedro Ygnacio de Velasco [rúbrica]
[fol. 10v] Declaración del Dotor Luis Vicente Salazar.
En la ciudad de Valencia, dicho día, mes y año, el escribano infraescrito, personalmente constituido en la casa de Vicenta Moreu, viuda de Roque Salazar, tratante, hice comparecer ante mí al Dotor Luis Vicente Salazar, abogado, su hijo, del cual, en virtud de la comisión a mí dada en el auto que antecede, recibí juramento por Dios, Nuestro Señor, y a una señal de cruz en forma de Derecho, y habiéndola hecho y prometido decir verdad, preguntado al tenor de dicho auto antecedente, dijo:
Que en el día treinta y uno de enero próximo, a eso de las cuatro y tres [fol. 11] cuartos de la tarde, pasando el declarante por la plaza de Santa Catarina mártir, reparó le iba siguiendo Vicente Baset, músico; llegó al declarante y le dijo si quería escuchar dos razones; respondiole que sí, y entonces le cogió del embozo de la capa, yendo el dicho Baset a lo militar con su espada, le entró en el callizo de la Pescadería y le dijo cómo era hombre que se jactaba que le impediría entrar en cierta casa honesta y honrada; a lo que le respondió el declarante que no había proferido tal cosa; sí [había dicho]que, si dicho Baset entraba con intento de casarse con la que el [fol. 11v] declarante galantea, sabría impedirle la entrada; pero que si no entraba con este intento, no se le daba cosa entrase en ella, porque unos y otros eran personas de estimación y que no se le seguía perjuicio alguno al que declara; bien que era cierto que éste dijo que Baset no tenía vergüenza de ir a dicha casa, haciéndole tan mal rostro [a] la señorita; y entrándole en la pescadería, expresando no era paraje la calle para hablar, le dijo el dicho Baset que el declarante hacía de la boca culo y que era un trasto, que ya estaba acostumbrado a ello; respondiole el declarante se reportase, que aquella no era hora ni paraje proporcionado para tomársela [sic] la satisfacción; y dicho [fol. 12] Baset respondió que sí lo era, y que si no, que tomase el destino a donde quisiese, que era hombre para eso y mucho más; díjole el declarante: «vaya usted con Dios, que ya le buscaré en paraje donde pueda V.m. hacerlo a su salvo»; partiose dicho Baset, provocando al declarante con palabras desatentas y sucias; y por este motivo, el declarante anoche, a las diez horas, pasando el dicho Baset por la calle del Mar, y encontrando al declarante, se abrazó con este, y hecho en el suelo, y dieron ambos algunos revolcones por el lodo, entendiendo el declarante que el dicho Baset llevaba espada [fol. 12v], como de ordinario la lleva, y quería quitársela sin desenvainar la suya; y habiéndose levantado ambos, se rehízo el dicho Baset contra el declarante, haciendo amago de sacar alguna arma; y en vista de ello, el declarante sacó su espada y tiró un cintarazo a dicho Baset, y no advirtió dónde le dio; dio gritos dicho Baset: «a los ladrones, a los ladrones»; y aunque el declarante asió de los cabezones al dicho Baset, no quiso hacerle mal, sí darle a entender que sabía tomarse satisfacción de su mala lengua; dejó caer la espada el [fol. 13] declarante, viendo que Baset no la llevaba, para darle unos cuantos pescozones; y advirtiendo que corrían hacia ambos unos, a su parecer, soldados, se fue a su casa sin la capa ni la referida espada.
Y que así es la verdad de lo que sabe y puede decir, so cargo de su juramento, en que se afirmó y ratificó. Que es de edad de veinte y cinco años, poco más o menos. Y lo firmó. De todo lo cual doy fe:
D. Luis V[icent]e Salazar [rúbrica]
Archivo del Reino de Valencia, Real Audiencia, Escribanías de cámara, nº 69.
Continuará…