Ad Vesperas Corporis Christi

Ad Vesperas Corporis Christi. Vísperas solemnes de Corpus Christi en la Capilla de los Reyes Católicos 

La Academia de los Nocturnos
Isaac Alonso de Molina, maestro de capilla
Ján Janovčik, sochantre

Ensemble La Danserye 

Duración total: 63 min (CD1); 45 min (CD2)
Custos records, 1003 (2024)

16,53 €

La Academia de los Nocturnos

Maria Bayley, Esther Kronenburg, tiples
Isaac Alonso de Molina, contra alto
Ján Janovčik, Tim Braithwait, tenores
David Alonso de Molina, Bram Trowborst, contra bajos

Canto llano: Carlos Leal, Tigran Matinyan, Santo Militello, Enrico Ruggieri

Enemble La Danserye (chirimías, sacabuches, cornetas)

Fernando Pérez-Valera
Juan Alberto Pérez-Valera
Luis Alfonso Pérez-Valera

Marit Lund Bjørnsen, sacabuche


Los monarcas y altos príncipes europeos mantenían, desde la Edad Media y como parte de sus casas reales, una institución eclesiástica que se encargaba de la vida espiritual de la corte, lo que consistía principalmente en elaboradas celebraciones litúrgicas tanto para la misa como para el oficio divino. Isabel y Fernando no fueron una excepción al respecto, y mantuvieron sendas capillas reales que se gestionaban separadamente (la de Castilla y la de Aragón) pero que tuvieron múltiples ocasiones de trabajar de forma combinada, durante las temporadas que los reyes pasaron juntos.

La base litúrgica para la presente reconstrucción del Oficio de Vísperas del Corpus Christi procede de los impresos debidos a la iniciativa del Cardenal Cisneros, arzobispo de Toledo desde 1495, gracias a cuyo esfuerzo quedó documentado el rito toledano en su práctica totalidad. En concreto, para el primer estrato recurrimos al Intonarium toletanum (Alcalá, 1515) y al Diurnum dominicale secundum usum alme eclesie Toletane (Alcalá, 1519). El segundo estrato musical consiste en los fabordones: polifonía semi-improvisada para alternar con el canto llano en los salmos, verso a verso. La polifonía escrita, o en terminología de la época, el «canto de órgano», es el tercer estrato musical. Aquí se incluyen el famoso Pange lingua de Juan de Urrede, el Magnificat de Juan de Anchieta, cuatro motetes de Francisco de Peñalosa, otro motete anónimo atribuible a Pedro o Diego Díaz, o quizás a Alonso de Mondéjar, y otro de Alonso Pérez de Alba.

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